lunes, 17 de octubre de 2016

Por la mañana

Esto escribí hoy bien temprano mientras esperaba y la espera es siempre eterna:



Mi pedacito de cielo 
a esta hora de la mañana
lo veo a través de una ventana
que me invita a contemplarlo.

El color celeste intenso
con sus rayos que atraviesan
me dan su bienvenida,
empieza un nuevo día.

Y como todo es menos doloroso
si hay melodía de fondo
el canto de los pájaros
hacen de ello lo propio.

El viento tenue que acompaña
y sopla lento entre las ramas
despojan las dudas
y me aclaran el panorama.

Los primeros buenos días
de la gente cansada,
que continúa en sus sábanas
y sus sueños en las almohadas,
se dirigen a sus labores
renegando de su suerte.

Los más pequeños y no tanto
comienzan la actividad escolar
y disimulan escuchar a sus maestras
cuando lo que quieren es jugar.

Sus madres en general
vuelven al hogar
y muchas otras al trabajo van.

Pero lo que tienen en común todas esas mujeres
es el amor por sus hijos
y ellos respecto de ellas ansiosos esperan verlas.

Llegado el mediodía algunos regresan
a casa contentos: saben que hasta mañana
guardan el cuaderno.

Mientras hay otros que recién entran
esperando que el reloj toque las cinco.

A la noche todos juntos, mamá, papá y los niños
o mamás y papás en familia
se comentan su día repasando qué fue lo que hicieron
pronto hay que ir a descansar para esperar al nuevo día.

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